Días comunes, personajes, viejos, Palomar, el Mundo, Alemania, chicas aceitadas, muchachos calientes, nenas imposibles de olvidar, naturaleza, barrios duros, barrios queridos, anécdotas, historias, cruces, flores, bichos de ciudad, buenas fotos, gran arte de tapa, melancolía, rock & roll, guitarras potentes, guitarras sutiles, bajos punzantes, y un cantante en su pico de expresividad tanto vocal como lírica. Todo eso cabe –y está– en Civilización, lo nuevo de Los Piojos.
El disco condensa el Universo piojo en un muestrario de 13 canciones, resumiendo todo lo que pasó en él en estos casi cuatro años sin que la banda editara material de estudio. Alejados en esta oportunidad de ciertos ritmos rioplatenses que supieron ser característicos en alguna etapa de la banda, y profundizando la propuesta sonora de Máquina de Sangre, Los Piojos entregan un álbum variado, rocker, sutil, hitero, y que sin apegarse a la fórmula, lleva la marca indeleble de una banda que se animó a ampliar un poco más su frontera musical.
Del disco/ funk Manjar, al cuasi reggae Civilización; de los arreglos de cuerdas y las violas acústicas de Bicho de Ciudad, al aire arrabalero en la música y la letra de Pollo Viejo; del rock & roll hecho y derecho de Cruces y Flores y de Hoy es Hoy, a la hiperkinética Un Buen Día, cantada por Micky Rodríguez; de la balada desgarrada Difícil, al retrato teutón en Unbekannt (tema que Andrés compuso en Alemania cuando cubría el Mundial para esta radio), y a la melancolía profunda de Salitral. Y se podría seguir así con las canciones que faltan. Cada tema contribuye, como si fueran pequeñas pinceladas salidas de una misma herramienta, a construir el fresco, dando a la vez un toque distintivo dentro de la obra en general.
Son los condimentos que hacen y conforman Civilización. Condimentos que, a medida que uno los escucha, los saborea, muestran más y sientan mejor.